28 de noviembre de 2022

Se fué mi papá

Mario Kestelboim



Se fue mi papá. Un gran hombre, noble, muy estudioso, seguro de sí mismo y con una enorme vocación militante del Movimiento Nacional Justicialista. La peleó fuerte en su vida. Se jugó en todas. No iba a medias, jamás se traicionó. Llevó al extremo el valor de la honestidad y honorabilidad. Su ética ante todo, sin falsos vedetismos. Fiel a sus ideales.

 

Fue el decano de la Facultad de Derecho de la UBA más joven de la historia. Se enfrentó al poder oligárquico y era vivado con cánticos por la juventud peronista como "¡Kestelboim, Kestelboim, el decano de Perón!". Con la última dictadura, por su incansable defensa de los derechos humanos, como abogado de presos políticos, debió partir al exilio y sufrió la pena del destierro. Y luego del impacto del neoliberalismo en nuestro país, cuando llegaron Néstor y Cristina volvió a revivir su pasión por la política y fue Defensor General de la Ciudad de Buenos Aires.

 

Fui un privilegiado. Su benjamín. Me sentí apoyado y adorado durante toda mi vida. Era un hombre generoso, desprendido de lo material. Siempre me sentí halagado por todo aquel compañero suyo que me crucé en la vida. "¿Sos algo de Mario Kestelboim?" y enseguida sabía que venía el reconocimiento por su defensa de los ideales de nuestra militancia: justicia social, independencia económica y soberanía política. En la primera presidencia de CKF, tuve la oportunidad de participar con empresarios textiles en una reunión con ella. Al presentarme, sonó esa pregunta. Luego de responderle, CFK miró a sus ministros y lo honró "tenía la obligación de preguntar".

Tenía una mente brillante, no conocí a nadie tan memorioso. Respetuoso y reservado, aproveché sus sabios consejos y disfruté su cariño.

 

Además de Juan (autor de esa preciosa foto) crió desde el corazón a mis dos hermanos Pablo y Juliana.

 

Me siento bendecido por haber sido marcado moralmente e intelectualmente por mi viejo.

 

Descansá en paz, papá; lo dejaste todo. Siempre me vas a seguir acompañando.

 

Fuente: IG Mariano Kestelboim